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Opinión Principal

Recordando a José Revueltas.

Por: Dr. Mario Raúl Mijares Sánchez.

Xalapa, Ver. 04/05/2022.- Es digno de encomio subrayar cómo el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, le recuerda cada mañana al pueblo de México la historia patria del país, donde evoca a cientos de hombres y mujeres de acción, los cuales han forjado el destino de esta nación. Dentro de este censo heterogéneo de grandes luchadores sociales hay también literatos, muralistas, poetas, pintores, entre muchos artistas más. Hace pocas semanas, al visitar las Islas Marías, el responsable del Poder Ejecutivo ponderó el legado de José Revueltas, lo cual me hizo recordar algunas de sus obras, e incluso volví ver la película La Diosa Arrodillada, cuyo guion es del propio Revueltas, con las espléndidas actuaciones de María Félix y Arturo de Córdova.

Cabe hacer notar que la estancia tanto en las Islas Marías como en Lecumberri fue un detonante decisivo en la vida y la obra de Revueltas. Dan clara muestra de ello los libros Los muros de agua (1941) y El Apando (1969), donde el autor utiliza una sofisticada técnica narrativa para exponer mediante la metáfora que la muerte iguala a todos sin excepción, pues se lleva a niños, jóvenes, viejos, pobres y ricos.

El día de ayer tuve la oportunidad de releer la obra Cautiverio y religiosidad en el Luto Humano de José Revueltas, de la gran escritora Elba Sánchez Rolón. En el capítulo III, “La dimensión religiosa del presidio”, analiza la religiosidad y su relación con el encierro. Revueltas sostiene que “la muerte perentoria es la única realidad”, ello produce en el ser humano un anhelo de superación que conduce a la religiosidad y a su deseo de trascendencia.

Es preciso recordar que Revueltas ubica su novela en el periodo conocido como la rebelión cristera, en la que el presidente Plutarco Elías Calles establece la restitución de los derechos indígenas frente a la cristianización. La extrema miseria sirve de marco contextual para que el autor enhebre de manera magistral los recuerdos de los personajes. El luto humano evoca de manera discontinua y caótica el trasfondo de la historia de México en el siglo XX, sobre todo los últimos años de la dictadura porfirista.

Baste recordar el pasaje donde a un indígena le preguntan por qué andaba de cristero. Su respuesta fue:

– Por qué ha de ser, señor, -repuso el indígena con su interior todo quebrado, lagrimeante y melódico- si quieren matar a Diosito….

Una cantidad considerable de críticos literarios ha escrito sobre la obra del gran José Revueltas, pero la mayoría, sin embargo, se estremece al recordarlo. Hoy nos hallamos en una época diferente de nuestra historia nacional. Por esa misma razón, es imprescindible rescatar la memoria de esos grandes luchadores políticos y sociales, quienes con sus denuncias y propuestas ayudaron a cimentar el Nuevo Proyecto de Nación en el cual estamos inmersos los mexicanos.